Por ti hago de bosque,
me yergo sereno ante el filo de tu alas,
espero a que tu alma distante
aterrice entre mis brazos.
También hago de sol y hago de luna,
me deslizo hacia ti por el cielo.
Soy la luna que trae a tus días su misterio nocturno.
Soy el sol que te enciende la noche
al recostarse tibio sobre tu piel.
Por ti también me olvido de ser luna o de ser sol,
me vuelvo ciega mirada.
Miro con las manos para descubrir tu cuerpo,
manos que congelan tu piel en el tiempo, y a la vez la devoran
con su incendio fugaz.
Soy ese incendio que se prende y se apaga,
que a tus senderos vuelve,
los anda y se propaga hasta escalar tus pechos;
hasta remediar su ardor en tus labios.
¡Por ti soy un lejano incendio!
No importa si debo quemarlo todo.
Quiero que el viento me arrastre hasta ti.

Francisco R. Garcisán
@frgarcisan
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