La metamorfosis

Con permiso de las nubes me dispongo
a infringir
la más esbelta de las leyes.

A milímetros de un suelo que no piso,
las esquinas
laberínticas del viento,
levitante, doblo.
Se me antoja breve
la infinita inmensidad del firmamento.

En mis alas
―arcoíris de cristal―
porto el beso de la brisa,
la carnosa
comisura de sus labios:
libertad
enjaulando el porvenir con su armonía.

La crisálida eboraria que cubría
cada pliegue de mi cuerpo,
cada atisbo
de mi alma,
hoy reposa en los abismos
de mis huellas
y estercola los cementos
donde brota,
amarillo, el alhelí,
floreciendo su honorable ardid silente
en las ingles de las rocas,
tan valiente…

Primavera
que marchita los inviernos.

Antonio Ríos
@antoniorios.poesia
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