Sudo tinta china,
sudo temblores,
y a las nueve
me recorre por la nuca
un chirrido de bujía.
Las ocho horas siguientes
son puñaladas sin gracia
que se despegan de mi abrigo
como una película de grasa.
Si la semana tiene siete días,
yo duermo dos, lo que se queda
más o menos, en cuarenta piquetitos.
Sudo bajo un cazo
de luz hirviendo, aquí,
entre las llamas y su fondo
de paraguas de entierro.

Nazaret Ranea
@nazareterreese
Leer sus escritos


Deja un comentario