Anoche algo me tocó,
dejó voces en mi cuerpo:
mi plexo solar como atanor en llamas.
Susurrome palabras sagradas,
me mostró sabidurías sobrehumanas,
me llamó por mi verdadero nombre.
Anoche, una vez más, hubo una visita en mi sueño.
Un espacio absolutamente blanco,
alguien indistinguible,
una sensación inexpresable…
Desperté: parecía que me incendiaba por dentro.
Anoche algo me tocó.
La vigilia cayó como un velo,
ocultándome del recuerdo.
Pero todavía el fuego
me recorre, me lame.
Anoche algo me tocó.
Desperté otro.

Roberto Garcés Marrero
@rgmar84
Leer sus escritos


Deja un comentario