Los dueños de las calles
Son siempre distintos.
En ocasiones encuentro
A personas que se plantan
En las esquinas
Perforando mis motivos
Con sus delitos, delirios y matices.
Otras veces,
Son ellos quienes me interceptan.
Permanezco en un estado invariable
En el que se me desdobla la vista
Y se me rasgan las orejas.
El ataque a mis sueños,
La inundación a mis calles,
La desposesión de lo que poseo,
(O que me posee)
Me resulta familiar.
Una silueta se aproxima,
Suplicando que la tempestad la ahogue
O la expulse hacia no sé dónde.
Me desperté pensando en sus pupilas dilatadas
Y en cómo me mira desde los jamases,
Deseando que yo fuese un espejismo
Que se llevara su lluvia y su malestar.
Las aceras, las del mundo,
Están llenas de dueños
Que dejan sus huellas sobre el cemento
Y sus lágrimas bajo mis dedos.
Quisiera poder volver a verla…
Solo para decirle que la vida
No tiene por qué ser tan terriblemente cruel,
Que tendrá un lugar
al que pueda llamar hogar.
Pero esa es una descarada promesa
Que no puedo cumplir.

Carolina Palacio Ramírez
@carolinapalacioramirez
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