cargo la culpa del útero
maldito, todo cordón umbilical
retorcido por su deseo
reprimido, aquíno y ahoramenos,
pariendo entropía y buscando
probarse materia de placenta
entre su idealismo de flor
de esgrimista sin miedo a la espada
pero sí a la máscara que brota
de tu espalda; marchita
la defensa de mis pétalos maquillados
con el olor de esperanza de batalla justa
(nunca quise ser un soldado)
de la guerra de mi padre
y el tabú inevitable de vasos volcados,
se riega en mis ojos
se riega en mis ojos
como el puño que aprieta
y la muñeca tallo que asesta
un golpe a tu cuchillo ciega
no sabe qué golpea,
piel porosa y sangre resbaladiza
de los circuitos lobomotizados
que te tropiezan con mi parálisis de sueños
y las voces fosforescentes
del insomnio tonan mis ojos
pequeños de descubierto nomedejesola
en páginas donde lo real
no puede no existir como fragmento
resguardado por animales diluvianos,
cubierto de las espinas que me incrusté
para que sean las flores quienes te amenacen
el daño, y no los espectros
de las casas embrujadas en mi cuerpo
mi maniobra provoca
tu huida desprovista del valor
de las armas: es cuando peleas
con un abismo que avienta polen
para las abejas que habrá
de liberarme y amarte
al final, una lucha es solo
el desenlace de unos labios
deseosos por rechazar la miel
que se riega por mis mejillas
que se riega por mis mejillas

Marianela Garrido
@marianela.1l1
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