Desidias

Tú querías verde montaña,
yo quería azul mar,
tú querías ver llover,
pero no sobre mojado,
yo quería ver el sol,
pero no entre las nubes.

Tú anhelabas estabilidad,
eras tan de quedarte,
anidar como un gorrión,
yo anhelaba incertidumbre,
era tan de irme,
emigrar como un vencejo.

La libertad
la entonábamos igual,
pero la definíamos distinta.

A pesar de las desidias,
entre idas y venidas,
en algo coincidimos:
tú me querías,
y yo te quería.

Yo admiraba tu alma dichosa,
su afán por alimentar a los demás,
tú admirabas mi resiliencia ambiciosa,
sus ganas de devorar el mundo.

Disfrutamos
de las carcajadas a destiempo,
las caricias
de algodón entre sábanas franela,
la melodía
de la respiración en el silencio nocturno,
sobrevolar juntos la tierra
a escasos centímetros del suelo.
Pero lamentamos,
la distancia del distanciamiento,
náufragos del tormento,
la frialdad ante
la caída contra el cemento.

No supimos ceder,
tú querías que fuera yo,
y yo quería que fueses tú,
pero el querer no implica
siempre poder,
el amor no es omnipotente.