En el quedo barandal
de un horizonte pretérito,
donde asoma la nostalgia,
allí quedará el recuerdo.
Entre unas nubes de ausencia
que el sol matiza en bermejos,
en un enigma de luz,
en el ocaso del cielo.
Allí se pierden mis ojos,
por el alféizar del tiempo,
como antaño se perdió
mi orgullo junto a su cuerpo.
La vista y el corazón
persiguen, de amar, el verbo,
del paisaje, su belleza,
del crepúsculo, secretos.
Secretos de luna, clara,
del montaraz sentimiento
que desdibuja los nimbos
en infinitos misterios.
Y de esta triste memoria
anhelo que mi destierro
resida en esas mazmorras
de su piel y sus senderos.
Mirando al confín dorado,
-en silencio el universo-,
se olvidan esas membranzas
y sólo quedan los sueños.

Raúl Carreras
@raulrib2
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