Con celo perseguimos
parcelas de la vida
y el resto lo vivimos con recelo;
se debe a que hemos
de ella recelado
que vemos canceladas las salidas.
¿Qué cuál es la salida
de celos y recelos,
de lo que nos parcela y encarcela?
La única salida
es esa: simplemente
abrirnos al saludo de la vida.
Y cuando digo abrirse
al saludo de la vida,
aludo a ver lo que la mente elude.
Aludo a ver que ella,
la vida, no es inválida;
la mente es quien aún no la valida.
Aludo a ver lo alado
en mí y en todo en todo lado,
en lo soleado y en lo desolado.
Aludo a verla aliada
y a verme de su lado.
¿O no es esa la entrada
y la salida?

Diego Mattarucco
diegomattarucco.com
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