Cuántas preguntas en el infinito mar,
las respuestas amargas que no se supieron dar.
Todo el dinero del mundo en las orejas
de quien quiere escuchar metales,
el corazón oxidado,
verjado y repleto de matorrales.
Presta atención al vaivén de las olas,
esfuérzate por obviar el tintineo
de esos barrotes que bloquean la salida,
y la sal se encontrará con tus pies,
con las palabras que te debe,
la claridad que mereces por haberte esforzado
en escuchar el sonido real
y dejar atrás
el zumbido crecido que se alimenta del bien.

Aurora Hernández
@liveaboutit
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