Mi abandono es infecundo.
Mi niñez toda, mis años todos, mi vida toda.
Fértil, en cambio, mi llanto. Ese no saber
por qué todo lo que piso se vuelve arena, por qué
los hombres me miran. Por qué hube de nacer.
Yo sé que la herida lejana, la herida verdadera,
vino conmigo. Dijeron: «es niña».
Me abandonaron.
Porque todo en mí es infecundo.
También la noche que, con fuerza, me está cubriendo los ojos.

Isabel Jiménez Rodríguez
@isamyths
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