Agosto suave de noche lustrosa,
tan insomne como a ratos amable,
levita su música ingobernable
en una letanía poderosa,
que a veces, se imponía victoriosa
sobre la lábil certeza inefable,
esta torpe dualidad razonable,
sutil beligerancia verso prosa.
Amanece sin esperas, deprisa,
entre sombras y contornos huecos
la luz descubre las formas del día;
marchar hubiera sido opción precisa
de este carmín primo de versos secos,
hallados, sin esperar, su valía.

Juan Carlos Ruiz Redondo
@jcruizredondo
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