Huesos que hay dentro
y no se rompen, crujen
desalmados ante el cráneo
que encabeza una secta
de sangre
y la virgen ha sido vestida
en desnudos de cobre y máscaras
entre apóstoles y súbditos
que acarician su lana cual melocotón
encadenado a su carne y jugo.
Del fuego nace el anticristo,
retrato ennegrecido y canibalizado
por el vello que recorre sus huesos
que ahora se rompen y crujen
y chillan y abren la carne y las palmas.
Hay un cambio dentro y fuera,
dentro hay huesos
y fuera una piel rota
en un vertedero de coches en llamas.

Gemma Gómez Rivas
@gemmagrivas
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