Cuando se finge una sonrisa,
es como si un volcán apenas tosiera.
Como los pájaros amagando un vuelo,
al estirar sus alas, de cara al sol.
Cuando se finge una sonrisa, el corazón
queda a medio salir.
El mar a veces, simula una ola,
simula una brisa, simula incluso
la presencia de peces, bajo sus translúcidas telas;
pero nunca jamás, una sonrisa.
Tu sonrisa es tan amplia, que cabe en ella el océano,
y cuando sonríes por mucho tiempo, las yubartas alcanzan a saltar.
El agua y la tierra, como las aves carecen de dueños;
y los nombres que fingimos ponerles desaparecen, mar adentro.
En las noches más profundas,
el viento suele imitar las voces, que anhelamos oír.
Lo simulado, tarde o temprano,
tiende a derrumbarse, pero nunca estamos preparados.
Pero cuando la sonrisa fingida es la tuya,
la que queda atragantada y a medio salir es mi alma.



Deja un comentario