Cuando algo nos despierta pero no sana nuestra herida
explicar es tan inútil como el análisis de un llanto.
Entonces quien da amor parece un milagro.
Entonces quien desprecia lo sagrado lacera y expulsa.
No sé cómo invocar mis ángeles azules.
No sé cómo cantar entre tantos infiernos.
No sé cómo se limpia la belleza de vivir.
No sé cómo encontrarme en el oro del silencio.
Lo que niego en la tristeza
me ha empobrecido.
Y rehuir ciertas batallas.
Y seguir falsos tesoros.
Veo bestias encumbradas y grises marionetas.
Veo palomas, cuervos, corazones demasiado pacientes.
Veo espadas oxidadas de no buscar justicia.
Veo heroísmo en minorías luchando contra su destierro.
Cuando nos arde en la memoria un coito salvaje
esa carroza enfurecida del deseo apura sus caballos.

Damián Andreñuk
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