El tiempo,
la mirada sobre la red,
la interminable cacería.
Allí se forja el duelo.
Con aquellas ínfulas de sombras
que se escurren por las cosas,
los que no tenemos nombre
damos pasos de gigante
mirando hacia adelante
con el delirio de un poeta.
La convicción de que es posible,
la tendencia hacia lo triste
y el enfrentamiento con la muerte
son la única constante
que separa el quebranto del aguante.
Aquí seguimos los guardianes.
El impulso intermitente
me rescata del agobio.
Ya no sueño sueños rotos,
solo poesía.

Carolina Palacio Ramírez
@carolinapalacioramirez
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