En la madrugada te vas y
se me encoge el corazón,
corazón de cristal,
corazón morado,
corazón de hierro.
Hierro voy a ser.
Recuerdo el día en que me dijiste
que me querías,
que te quedarías.
Ahora es solo un recuerdo más.
Y me encuentro con aquel deseo de juventud,
con aquella mujer, con la osadía,
con aquella mujer, libre y oprimida,
con aquella mujer,
furtiva
Siempre quise vivir cerca del mar,
en una casa blanca
con grandes ventanas
y escribir hasta la madrugada.
Pero sigo aquí
oliendo el asfalto y bebiendo quimeras.
Quizá alguien lea estos versos
escritos con el corazón,
escritos en un tren camino a ninguna parte,
escritos viendo a un niño
acurrucado en los brazos de su madre,
escritos escuchando una melodía que sabe
a bolero,
a corazón morado.

Natalia Sola
@nataliacabanillassola
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