La luz llovía tras su cabello
en el aire punzante de alegría
y mi mente en tu lugar;
¿verá también el viento? Yo sí.
Salgo caminando a observar el cielo
y me tomo un café en la esquina
para pensar en no pensar y en no pensarte.
La luz ahora diluvia y tu cabello
me acaricia la retina y borbotea sonidos
de gorriones, de árboles y ramas que se mecen.
Yo sí vi eso.
¿Verá también el viento, y la luz, y los gorriones?
Me termino el café y subo a mirarme en el espejo.
Qué habrá sido de la luz, del aire y su alegría.
¿Veré también el viento?
¿También te lo preguntas?

Miguel Gómez Castro
@miguelgxmez
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