Un roce, como las alas de una garza sobre la superficie de una laguna,
ha alterado la superficie de mi alma:
de mis fangos surge un blanquísimo nenúfar,
asoma por mi boca.
Mi sombra se desprende de mis dedos
como una gran mariposa de alas negras
revoloteante.
Me desdoblo.
¿Has visto al humo del copal enredarse en los rayos del plenilunio?
¿Has visto la miel escapando de sus doradas celdas?
¿Has visto el vibrar del rocío sobre los hilos de las telarañas?
Así, sutil,
casi inefable,
como un diminuto círculo que se va inscribiendo en una circunferencia
inabarcable,
hasta hacerse concéntrico con ella
voy llegando al eje del Espíritu,
al axis mundi.
Voy entrando al gran silencio…

Roberto Garcés Marrero
@rgmar84
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