Porque tus ojos no callan
cuando los tengo delante;
me traicionan sin palabras,
me mienten descaradamente,
me ilusionan y se jactan.
Es un modo de mentira
que en otros iris no hallase.
Me ilusionan y se jactan,
con un descaro que arde;
lo hacen sin usar palabras,
he sido avisada en balde.
Mi alma sentía la angustia,
fin de marzo, mala tarde;
tenía sal en la garganta
cuando intentaba hablarte.
Sentía por las entrañas
cómo recorría la sangre.
Me ilusionan y se jactan,
me traicionan sin palabras
cuando los tengo delante.
Después de tomar la sal
con mezcla rubí de sangre,
arrojé todo el hechizo de esos ojos
en tierra que nos mirase.
Al surgir dorado iris
que Castilla vigilase,
en junio se trenza el campo
que mi derrota guardase.
El humus pleno de salitre,
y de otro amor distinto
ya está esperando, ya está anhelante.

Eva Pérez Cepeda
@evaperezcepeda_04
Leer sus escritos


Deja un comentario