Homenaje a Pere Gimferrer.
Nuestra hora es para la despedida,
para apresar en la lengua al silencio
sin otra orilla que la esperanza de la palabra;
hora donde el amor es reflejo de un olvido:
signo que en la piel arde en vida,
son los adioses, el huir en la ciudad, en silencios,
desenredarse las manos ignorando el dolor
o ignorando el calor del alma,
aún quedan olas que en los ojos gritan
y son gritos como un clavel repartido en la soledad
de tanta luz siento a cada una de mis muertes
en el invierno donde yace el jamás ser recuerdo
la sombra ocupa al verbo de la noche:
soy los símbolos que aluden al fin de mis años.

Adrián Chaurán
@chaurancarvajal
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