Hoy me acordé de ti,
del oro que atesoras,
del brillo de esas vidas,
de todos sus ahoras.
Hoy recordé tu saber infinito,
un mar que no evapora
el aliento sin pausa de sus ríos.
Hoy, hoy hice memoria,
y con ello frené tu hambre eterna
y el huir de mi historia.
Pero por mucho que ancle las risas,
los soles en la acera,
las amarguras que endulzan el alba;
por mucho que selle el brillo en la arena
de los atardeceres del Atlántico
y reponga las velas
que engrisecen el aire del salón,
por mucho que rebobine las cintas
y vuelva a oler tantas lluvias en casa,
no hay esfuerzo que pare tu apetito.
Hora a hora, y semana a semana,
mis recuerdos irán a tu laguna,
hasta que un día despierte en tus brazos
y mi mundo sea un puzle por montar.
¡Ay, ojalá te olvidaras de mí
como yo de ti me he de olvidar!

Pablo Fernández de Salas
particulasdepoesia.com
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