cuento sobre protesta manifestacion rebeldia

Rebeldía

El dolor muscular y la irritación de garganta habrán desaparecido en la mañana y estaré lista nuevamente para salir, para gritar, hasta que entiendan que sus tercos intentos de hacer su arbitraria voluntad siempre fracasan, así estén convencidos de que son más, de que son superiores, de que a golpes me anulan. Siempre regreso. Lo hice como Guaitipán, cuando le dejé claro al extranjero que, aunque indígena pienso, aunque mujer, no soy débil; como Águeda, para mostrarle al abusador que un bastón de mando no concede autoridad para maltratar; como Apolonia, para enseñar con valentía que, si usan el cadalso como argumento, caerán derrotados; como María Cano, para decirle al mundo que la justicia, la libertad y la paz no son privilegio de algunos; como Esmeralda Arboleda, para reclamar nuestro derecho a elegir y representar. Como todas las madres, hijas, hermanas, maestras, científicas, obreras, campesinas, que con su silente sacrificio diario construyen familia, sociedad, conocimiento.

Y seguiré regresando con otro rostro, con otro nombre, con otra etnia, pero con el mismo propósito: decir basta ya, me resisto a cualquier forma de sumisión.

pathos juan hernande

Pathos
@pathosrelatos
Leer sus escritos

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Búsqueda avanzada

Entradas relacionadas