Pies ajetreados,
que no agresivos,
pisando la tierra,
creando surcos.
La nariz sobreoxigenada.
Los hombros ligeros.
Actores independientes.
La cara seria,
en un reposo agradecido.
No hay ni un ápice de brisa.
El cuerpo huele a sal.
El atardecer va llegando
y hay iluminación que no regaña.
Grito en la ventana,
desde fuera.

Aurora Hernández
@liveaboutit
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