El frío me recuerda cuán lejos
han llegado estas alas adheridas a mis
ganas
Sí, a mis ganas.
Yo me aventuro con los guantes puestos,
doble media,
y una bufanda amarrada al alma.
Me dispongo al recorrido asintomático de
la labor impuesta,
y en ese entrecruce de rostros y azares,
de calles y ausencias,
afino la mirada para hacerme espacio en este gris
que también es lucha,
para avivar el viento que irrumpe en mi cara y
asomarme al matorral del tiempo,
asimilar los pasos que se ajustan a las horas,
los labios que muerden pesares,
sortear la cita con la tempestad que se dispersa
cuando me convierto en la sonrisa que se alza
sobre los edificios saciados de sueños áridos,
cuando advierto que la vida se esconde tras la hierba
que crece sin la avenencia de lo pulcro.
—Ayer vi una rosa alumbrando en el polvo,
en la urbe sesgada,
el asombro pasa desapercibido,
yo me detuve y la observé atónita,
como quien descubre que lo bello
anda deambulando entre los azotes de la tierra firme—.
Caminando por la Séptima (Bogotá D.C.)

Martha Valencia
@instinto2924
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