Polvo de estrellas

Traigo polvo de estrellas
en las yemas de los dedos:
suave, delicado,
lleno de sueños,
lleno de recuerdos.

No tengo piel,
tengo constelaciones heridas
y un mapa tatuado en los párpados:
el camino a casa.

He venido del silencio,
donde nacen las luces que no recordamos.

Me hice mujer en la caída,
directa desde el origen,
anclé mis pies a esta tierra.

Ardo,
me expando,
me apago.

Soy el eco de un estallido que no pidió permiso
para encontrar belleza en medio de un mundo
sumido en las tinieblas.

A veces
me busco en la sombra
de una estrella muerta,
como si la forma antes del miedo
pereciera ante la belleza del estallido final.

Me sé polvo de estrellas,
ceniza brillante,
llama encendida, aunque ya no queme.

Desde mi ombligo he parido universos,
he amado con la furia de un cometa,
he llorado lluvias de meteoros sobre camas vacías.

Transito la herida reuniendo átomos sueltos
de lo que fui,
antes de olvidarme,
para recordarme luz, incluso rota.

María Peralta
mariaperalta.net
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