Si uno sacude con ansia
el árbol bajo el que se tumba,
esas ramas marrón ceniza
que le dan sombra,
pronto, cansadas,
dejarán de dar hojas
y que será de las semillas
que a flor se postulan
si el sol que las cobija
ahora las quema,
las abruma…
Si uno se mece en la cuna
desde el nacer hasta la muerte,
que sepa que hay poca fortuna
en aquel que nunca es valiente,
la oruga que nunca se envuelve
jamás hallará el cielo,
qué decir del que en tierra se muere,
qué poco atrevido,
qué pobre el consuelo.
No hay cobertizo que frene esta luz,
este alud de sentirse en arritmia,
este cielo astillado que cubre la cima
no entiende de lluvias,
no entiende de enigmas.
Por: Joan Aniorte (España)
instagram.com/joananiorte
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