Sé que a veces es como si todo se nublara y el cielo cayera sobre ti. Que te sientes solo a pesar de estar rodeado de tanta gente. Sé como duelen los silencios. Conozco el dolor que ocurre antes del llanto y cómo duele una lágrima al nacer. Como nace un nudo en la garganta y a su vez lo acompaña un hueco que se va expandiendo desde dentro; aquel que comienza por el estómago y termina saliendo por los ojos, se la desesperación que te hace avanzar y poco a poco aumenta sin parar, dejándote a la orilla de un acantilado, desbordando lágrimas a mares, sin saber que ocurre fuera de ti, y lo único que escuchas son tus propios sollozos. Que te duele todo el cuerpo y el alma al mismo tiempo.
Me subí a un tren sin saber cuál era su destino…pero hoy estoy aquí, y no me arrepiento. Aprendí que todo tiene un porque. Que después de la tormenta, efectivamente, sale un arco iris. Que los días grises se recompensan con hermosos días soleados. Que las sonrisas son más sinceras después de haber pasado por tanto.
Si crees que no tienes nada, hoy te doy mi palabra: estarás bien, sal adelante, no finjas ser feliz cuando no lo estas, vive el dolor, siéntelo, todo a su tiempo, y poco a poco disminuirá. Cáete pero no olvides levantarte.
He saboreado el dolor, y me atrevo a decir que ha valido la pena. No te rindas, todo lo que ocurre no es por casualidad, después de esto, serás más fuerte y ya nada te derrumbará.
Por: Ana María González (México)
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