Quiero robar el alma de la brisa,
quiero sentir el vuelo del destino,
quiero musitar en triste sonrisa
el dulce silencio de mi camino.
Y esperaré allí sentado, sin prisa,
bajo la fresca sombra de aquel pino,
la visita, en mangas de camisa
del ansiado recuerdo vespertino.
¡Y pensar que abandoné tu mirada
llevándome el deseo de mirarte!
pero algo guardé bajo la almohada:
tus ojos y el anhelo de abrazarte,
en la fiel esperanza de tu llegada,
despertar a tu lado y besarte



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