Encuentras muchas rosas
hermosas, rojas y moras,
peculiarmente fascinantes
con un aroma excitante.
Las tomas con delicadez
y suavemente el ardor
de las agujas envenenadas,
conmueve tu cuerpo.
No entiendes las razones,
de las rosas espectaculares,
por ser horriblemente dolorosas
feroces, crueles y tenebrosas.
Pero aún sigues admirando,
como fascinado su belleza,
mientras silenciosamente
su fragancia de cianuro te asesina bárbaramente.
Entretanto en el espejo de la verdad,
la sublime nobleza
de las rosas frescas,
evidencia su innegable desvergüenza.
Entonces volteas,
y en la lejanía de la pradera
ves lo genuinamente suntuoso
que buscabas en el falseamiento.
Así desatas tu apego
de lo adúltero y embustero,
y lleno de golpes
te diriges firmemente hacia el saneamiento.