Caminando tras tus hermosas calles,
la brisa sutil, que de a poco quema mis dedos,
roza suavemente el interior de mi cuerpo.
Siento el olor a café y tabaco,
que en lejana cercanía,
va creciendo con un esmero perfecto.
Curioseando bajo las ruinas de hormigón ,
de color marrón muerto,
se escucha el murmullo de los antiguos mudos guerreros.
El cielo siempre nublado y soleado parece,
mientras unas caricias de agua van cayendo
y de vez en cuando se desaparecen.
Paseando, voy viendo,
el hermoso recuerdo secreto,
de los miles encuentros, envueltos de misterio.



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