Estuve a tan solo tres pasos,
de serle infiel al sueño de tenerte.
Pero se aliaron los astros,
y brilló tu preciosa sonrisa,
en medio de tanta gente.
Estuve a tan solo tres pasos,
de abandonar el barco,
y dejar que naufragara,
en medio del océano de mi suerte.
Pero se unieron las risas,
las caricias, las miradas, los besos,
y el fuego quedó encendido,
y ayudó a quemar,
cualquier futuro incierto.
Estuve a tan solo tres pasos,
de caer en el olvido,
de desatar el equilibrio,
menos mal que tu abrazo llegó a tiempo,
para abrazar mi dignidad.
Estuve a tan solo tres pasos,
de dejar huir a mi coherencia,
de respirar por simple inercia,
de escoger un camino desconocido.
Estuve a tan solo tres pasos,
de regalar mi verdad a cualquiera,
de beber la mentira del cobarde,
de retarle a la vida viviendo a ciegas.
Menos mal que tus manos,
llegaron a tiempo,
para agarrar mi felicidad,
y ser el hombre más feliz del mundo.
Por: Raúl Zambrano (España)
deunalmaotra.es
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