Reggaeton, ese ritmo machacón,
que atonta, que atenta contra la razón,
que aturde, que todo lo abarca y desborda.
Por más que quieras, no puedes esconderte,
es como un virus letal,
del que no puedes escapar.
Reggaeton, ese ritmo machacón,
que oyes donde quiera que vayas,
hagas lo que hagas
taladra tu cabeza con su ritmo machacón
y sus letras de mierda.
Reggaeton, esa pseudomúsica
que fomenta el sexo porque sí
(el amor es secundario),
la violencia porque sí;
todo por salir
en la sección de sucesos de los diarios.
Reggaeton, ritmo macabro
que anula tu psique,
te convierte en un parásito humano,
un quiste gangrenado,
un ente sin ninguna convicción,
alelado, de chiste.
Reggaeton, ese ritmo insano,
sin ningún sentido estético,
con mensajes patéticos
en videoclips
que hacen vomitar al más pintado.
Reggaeton, en la tele, en la radio;
no lo puedes esquivar
ni enterrado en el barro.
El que lo creó se ha cubierto de gloria,
consiguió agilipollarnos
aún más de lo que estamos,
embotarnos la memoria
piltrafas y peleles de cerebro mermado.
¿Dónde quedó
el rock, el blues, el soul?
(…)
El Reggaeton los ha devorado.
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