Pecera

Faltaron las palabras,

durante todo este tiempo,

sobraron cada uno de los silencios.

 

Sobraron los tuyos,

también sobraron los míos.

 

Tus labios quedaron sellados,

la misma cera caliente,

escarlata,

que tiempo atrás usaban los nobles.

 

Encerraban secretos,

lamentos y mil vergüenzas.

 

Eres el destinatario de tus propias cartas.

Las lees una y otra vez,

sin descanso.

 

No hay cabida para el deseoso olvido,

cansado de tan larga espera,

pronto se marchará.

 

Esas palabras enjauladas en tu pecera,

nadan entre reproches,

rebotan sobre paredes de grueso cristal,

se abrazan entre sollozos.

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