Voy vagando sin rumbo
en el limbo de tu abandono,
y suspendo en el vacío
el confín de tus besos.
Voy caminando con sigilo
en el borde de tu sosiego,
y oculto en el apostadero
el vocerío de tus labios.
Voy descendiendo sin ánimo
en el declive de tu jaleo,
y desnudo en el apogeo
el seísmo de tus manos.
Voy cediendo con recelo
en el asombro de tu velo,
y pierdo en el altercado
el pálpito de tus ojos.



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