Empezá
sacándote la blusa
y con ella los miedos,
las excusas,
la soledad.
Empezá por vos,
no por mí
ni por nadie,
porque todavía existe la traición,
ese juego de (mala) suerte
que termina en herida
y partida,
en adiós
y tequila.
Empezá
sin preocupaciones,
entre ex amores y nuevas víctimas
de lo que supone ser tuya,
contribuir en tu plan de asesinatos,
en mi propia muerte.
Empezá
donde tiraste la toalla
la última vez,
para levantarla,
lavarla,
y empezar de cero
detrás de un sueño,
porque el cero
tiene más de siete vidas,
pero nosotros solo una.
Empezá
por mi boca,
por la guerra
y mi derrota,
por el alboroto que se causan
nuestro ojos cuando a las
(l)una y cuarto
se nos da,
empezando por la blusa,
los miedos,
las excusas,
la soledad,
el corazón,
el alma,
y por último
esta montaña rusa
de sentimientos.



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