No me perdones

No pedí perdón

ni dije gracias

a tu enamoramiento repentino,

a que te rompí el corazón,

que te dejaste manejar por mí

sin quejas, sin reclamos,

que me entregaste el alma

sabiendo que mis armas

siempre fueron más fuertes que las tuyas,

que me diste el sol

sin miedo a quemarte,

y sin embargo

quien te quemó

fui yo,

mientras vos

confiabas como un niño,

perdiste todo por mí,

me llenaste

de regalos, sonrisas y vida,

de palabras hermosas

y días inolvidables,

fui tu religión

aunque habías jurado

no pertenecer jamás a ninguna,

lo fui todo,

lo sé,

lo descubrí en cuanto hui

y tus ojos brillaron como reflejo

de luna en mar

en la noche más oscura,

en verdad me querías,

cuando me lloraste

y me odiaste sin sentirlo,

y yo que pensaba

que en la primera de cambio

ibas a correr detrás de la primera niña tonta

que se te cruzase

para meterte debajo

de sus pantalones,

porque así te conocí,

así te creí,

pero los papeles se mezclaron

y esta vez el rol de mala

me tocó a mí,

mientras vos, ingenuo,

pensabas que de verdad

quería una noche,

una vida

juntos.

Y lo siento,

siento haber sido tu mundo

mientras para mí

solo fuiste un chico, más.

Espero no me perdones,

porque sabemos

que a primera sonrisa regalada,

volverías a caer,

y yo

a romperte.

 
12

 

2 respuestas a “No me perdones”

  1. Qué difícil es coincidir con el tiempo y el sentimiento. Amores a deshora.

    Me gusta

  2. Muy hermoso. Y es que el amor nos hace frágiles, y el más enamorado es el más frágil, siempre.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Búsqueda avanzada

Entradas relacionadas