Mente errante

No temas alejarte de casa,
pues tu hogar es donde tus pensamientos van;

recorre colinas y valles,
danza con el tiempo al pasar,
busca la luz de la superficie,
la claridad,
aléjate de los fondos oscuros del mar.

Adapta tus formas al vacío de la soledad,
llénala de flores silvestres;
adórnala
como solo tú puedes.

Vístela de seda hasta desnudarla,
que sobre ella el telón caiga,
se desvanezca violenta y solitaria,
se disuelva como la espuma en el agua.

Acaricia el cielo con los dedos,
cuida tus esquinas encontradas,
las que fueron tocadas por la fealdad de una vida maltrecha,
desperdiciada.

Atrévete a saltar de nuevo,
más alto que ayer;

abre los ojos y sé.

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