—No, no es posible para mí…, para ti…, bueno, para ninguno de los dos, no puedo estar en una relación, mi trabajo aquí en la Tierra es mucho más profundo que eso, no solo soy tu guía, soy una guía, no puedo estancarme solo contigo, ni abocarme solo a ti, soy literalmente como un faro de mar, lo siento.
—¿Así tan solitario?
—Exactamente así de solitario, las embarcaciones se guían con mi luz, pero jamás se quedan el tiempo suficiente para establecer un contacto profundo, una relación, y solo estoy yo, ahí, sola, alumbrando.
—Qué triste.
—Sí, es triste, pero acepto mi destino, soy la luz que guía, quizás no sea recordada o amada nunca, pero seré quien liberó a muchos de la oscuridad.
—Bueno, entiendo tu misión, me quedaré un rato por aquí, tu luz alumbra y el espectáculo del mar es asombroso, las olas embravecidas, la noche oscura y tu compañía, me parece un buen escenario para estar un rato, quizás una vida, en ningún lado de tu contrato parece decir que no puedes tener compañía, ni que te quedarás sola para siempre, quizá mi misión en esta vida es hacerle compañía a un solitario farol en la nieve.
Ella sonrió con las mejillas rebosando rubor.
Él se sentó a esperarle y hacerle compañía.



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