Adiós, te suelto la mano.
Permíteme navegar;
ser, por un tiempo, náufrago.
Prohibirme tu seguridad,
abandonar tu cobijo.
Hoy es mi guerra contra tu paz.
Saltarme tantos avisos
creados por mi miedo
a horizontes infinitos.
Dentro de mí queda tu hueco,
la habitación silenciosa
que no redecoré por terco.
Dentro de mí, algo llora;
dentro de mí, algo lucha;
dentro de mí, algo devora.
Dentro de ti, algo me escucha;
dentro de ti, algo me sueña.
Dentro de ti, algo me busca.
Hoy, mi alma no tiene dueña;
con vuestra sangre en las manos,
quiso lavarse con espera.
Hoy, llegan los días raros,
de primavera dulce
y suspiros en vano.
Hoy, acepto que te fuiste,
y levanto mi destierro.
Hoy, la soledad me viste.
Hoy, me convierto en viento.



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