Y es que la quiero, no he definido bien cómo
ni desde dónde ni desde cuándo ni cuánto.
Si llego a definirlo de algún modo, diría que la quiero
desde que empiezo a sentirme libre y con sentido.
La quiero, de alguna manera inexplicable;
aunque, quizás, no sepa ella quererme;
aunque no pueda estar cerca de ella todavía;
aunque nuestras historias jamás convergieron.
Lo sé, es una locura querer sin interés alguno,
sin importarme si ella tiene otro nombre en los labios,
sin importarme todo lo sufrido o por sufrir.
La quiero y me alegra saber que es feliz como sea.
La sueño y la pienso, busco saber que esté bien.
Sé que, de mi situación podría decirse que es infértil,
que es una torpeza, un desperdicio y que me perjudicará,
pero nada que sea por bien genera mal, y esto es bueno.
20/11/18



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