Sé que aún lo haces,
sé que aún escuchas el eco de mis pensamientos dispersados en el aire.
Ahora soy una sombra
de lo que alguna vez se conoció,
soy otro ser que sale por debajo de la cama.
Te dejé ir hace tanto
que no sé cual es tu excusa al quedarte todavía.
El fuego arrasó con todo a su paso
y de nuestro recuerdo
solo queda el polvillo del armario.
Sobre la mesa de noche,
ya no se plasma nuestra imagen,
ahora sobre ella sostengo nuevas esperanzas,
sin embargo,
sostengo la llave del cofre donde guardo las sonrisas compartidas
y las palabras al viento
que merecen vivir en las partículas de la vida.
Caminas lento
aún vislumbras el pasado,
te obsequio aquella llave junto con el cofre,
junto con la esperanza
y junto con el futuro,
para que hagas de ello lo que te permita
levantar la mirada hacia el horizonte lejos de este palpitar
que ya no te merece
y tampoco te apetece.
Cierra todas las puertas y ventanas de tu hogar,
para que las cenizas no puedan pasar el umbral.
Solo no digas nada,
y desaparece como yo lo hice un día.
Hermoso poema de desamores sin punto final
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