Dime que me quieres,
susúrralo si lo prefieres.
No hay nadie en las calles
y yo
siempre escucho tu voz.
Que me atrae, que me lleva,
como si fuera un canto de sirena.
Me sumerjo en mis pensamientos,
que últimamente versan sobre sentimientos.
Que tengo y que no pude expresar
por pensar que no los podrías valorar.
Y continúo sola mi camino,
el que pensé que recorrerías conmigo.
Las malas lenguas hablaron
y clara mella en mí dejaron.
Porque uno no se atreve a recorrer camino si no ve pisadas previas.
No habla si otro no lo hace primero.
Y por eso ninguno fue capaz de articular el te quiero.
Aun sin decirlo,
sé que lo sentías.
Y que,
por mucho tiempo,
en ti permanecería.
Pero así como la lluvia,
aun siendo inesperada e intensa,
llega a secarse;
las heridas,
en algún momento,
consiguen curarse.
Es así como engaño a mi mente,
para dejarle claro que no fuiste indiferente
y que eres distinto al resto de la gente.
Mas todos sabemos que,
en ocasiones,
esto pasa:
las almas no casan.
Comienzan los desencuentros,
la pérdida de afecto
y lo peor es permanecer ajeno
a lo que llega y llegará.
Es por eso por lo que de nada sirve que te escondas,
olvida tus esfuerzos por huir
porque mis entrañas han dejado de sufrir
recordando lo que me decías
y lo que me hacías sentir.
Matan tanto el silencio como la omisión, lo nunca dicho, la llamada que nunca llegó… besos al vacío
Me gustaLe gusta a 2 personas
Totalmente de acuerdo! Cuánto callamos y cuánto guardamos. Gracias por comentar ✨
Me gustaLe gusta a 1 persona