Es en la infinita desesperación que yo me encuentro
el recinto perfecto para añorar tu cuerpo
y más allá de ello, el sonido de tu voz
el compás de tus pasos finos
y el silencio de mi corazón.
Porque nos separan más de mil kilómetros,
varios días y noches de oración,
en los que no hago más que lamentarme,
escribirte versos y una que otra canción.
Pero qué lástima el pronto saber
que ninguno de ellos a ti llegará
por la rivera de mis labios, flujo momentáneo
de versos comprimidos bajando al estuario.
Simplemente, me resigno a contemplarte,
a ser parte del paisaje idóneo de tu vida
o no tan idóneo, tal vez por la desidia
de decir algo bien cada vez que me escuchas.
Y claro lo has hecho, que en ti no causo bruma
mas dentro de mí siempre surge la duda
de que estás con alguien más que yo,
más agradable, más sincera,
menos yo.

Sucede que somos desechables…intercambiables…por una vida vacía al son de un celular y sus likes…. besos al vacío
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