Tengo pecas y lunares: negros, ocres y cafés. Mi piel tiene marcas en muchos lugares, pero ninguno me pidió permiso para aparecer.
Las pecas de mi rostro, para algunos tienen su encanto. Yo crecí deseando no tenerlas, aprendí a tolerarlas y soportarlas con los años.
Si mi piel tuvo la osadía de dibujarme un firmamento en el cuerpo, yo tengo el derecho a la legítima defensa y disponer de este lienzo en cualquier forma o momento.
Si la vida me pintó cicatrices para recordarme que aquí dolió y aquí sanó, tengo la potestad de dibujar mis propios recordatorios a color, con mejores significados y tal vez nuevas lecciones.
Si la memoria me falla para recordar lo maravilloso y lo superado, mi espalda es una hoja en blanco para llenarla de significados de valor, porque aunque no pueda verlos siempre me acompañan.
Si mi sangre ha de correr, que sea para llenarla de tinta indeleble, como el amor verdadero, que sea para tatuarme en la piel lo que prometa, que sea para dejar rastro de lo tenido y perdido, porque mi piel es mi equipaje y mis recuerdos de lo vivido, lo único que me llevaré en él.
Me encantó. Un abrazo.
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Gracias Isra, qué gusto que me leas. Un abrazo para tí también
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A algunos solo nos restan…esas cicatrices….con nombre, fecha y apellido…Besos al vacío
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Totalmente cierto. Gracias por leerme y comentarme. Un abrazo de vuelta.
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