«Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón»
José Martí
El piano sonaba tan alto
estrepitoso
como tu silencio
y tu falta de correspondencia a un gesto de amor.
No quedaba el subterfugio
habías pasado el huracán incólume,
por el contrario,
la historia estaba inerme,
mis manos indómitas hasta el momento
ya no querían acercarse a las teclas,
pero la abstinencia
mataba a cualquier melómano,
¿acaso existía un timonel
capaz de arrendar semejante piélago?
¿acaso el oprobio era justo
a pesar de un pasado ominoso?
El tacto agravando la necesidad de aprender a escuchar
incluso siendo sordo,
solo por acallar ese intempestivo silencio.
Tocar para irisar la vida
para agudizar la vista
perdonar para desatar cadenas
liberar para continuar sintiendo,
la magnánima melodía del piano.