El silencio desnuda
su goteo constante,
ignorar el hecho
no me quita lo consciente.
Me siento culpable
por su desperdicio,
resbalando al desagüe
pierde todo su sentido.
Desespera
dejarte correr,
pero no tienes llave,
no cierras,
por más que lo quiera.
Intentar
preservarte en cubetas,
soñando beberte de nuevo,
es mover
las manecillas a la inversa,
esperando que el sol retorne
por sus propios pasos.
En el mejor de los casos
el agua, llegaría a la tierra,
sirviendo a un árbol de aliento.
Pero admito,
se me escurre por los poros,
y es en parte por desidia
que termina donde sea.
Al final,
en algún punto
cesará el flujo,
callará el grifo.