Es la segunda casa,
el sitio de mi recreo,
es una noche insomne
entre unos roces torpes,
el vicio que no cansa,
es la rumba en su apogeo,
es un día sin nombre
al dar un falso rodeo
por un barrio que atrapa,
es bucear entre sueños,
es honrar los recuerdos,
es beber los complejos
de un vidrio que aire inhala,
el delirio a deshoras,
el llanto que te aclara
la vista si no hay luz,
arrebato en tabús
entre tardes sin ropa,
es la cárcel que salva,
la lista de quehaceres
ilusos y pendientes,
lo inseguro seguro
se vuelve y se endurece
tras las paredes de humo,
tras el retiro beben
los gritos sus minutos,
se desahoga el pecho,
vacío de veneno,
ansío ser eterno,
en mis ratos sin dueño,
aislado entre las olas
de un castillo hecho de horas,
solo, sin nadie que oiga,
loco, de hambre y victoria,
pozo de jade y gloria,
un aliento en el viento
que dice que va bien
todo, feliz me siento
si en mi refugio miento,
si turbios pensamientos
me van a hacer ya creer
que soy más que un papel
roto, en movimiento,
corto, breve momento,
que te prepara y deja a merced
de un vaivén de tormentos.
.
Poema publicado en Lunas de rojo neón (Ed. Tres Columnas, 2019)
Lo cierto es que me encanta el poema, pero, por favor, ¿no podrías alinearlo a la izquierda?
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Hola, me alegro que te guste, respecto a la alineación, no, me gusta escribir los poemas centrados. Un saludo.
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