Hay un monstruo encerrado en mi jardín;
quedó atrapado un día que vino a oler las flores
con su nariz azul.
Hay un muerto enterrado en mi huerto
que ya no huele porque lleva tiempo
dormido en su barbecho.
A veces, salen a pasear juntos,
pero nunca deciden si hacerlo
por el jardín o por el huerto.
(Y siempre gana el muerto,
por eso de que se puede mover menos).
A veces, también hay un huerto muerto en mi jardín
y un cactus seco que se convierte en monstruo
y espanta al girasol que vive dentro
y asusta al muerto y al monstruo y al tiempo.
A veces, juegan a jugar y a veces, duermen,
pero siempre lo hacen donde el girasol,
porque duermen mejor cuando es de noche,
(por eso de que es tiempo).
A veces, mi jardín se esconde
y el huerto le responde y le busca en su eco
y el muerto grita
y el monstruo le contesta
y el tiempo, para en su camino.
A veces, cantan juntos y a veces, solo callan
y a veces, solo lloran solos y sin tiempo.
El monstruo en su jardín,
el muerto allá en el huerto,
el girasol en el balcón,
el cactus en su barro
y el tiempo, en su momento.
Y yo, tan solo entré a oler algunas flores.
Me ha encantado Paul!
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Muchas gracias Antonio. Cuando se expresa así de sencillo es que es cierto sin duda.
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