Contempla el sobre que ha recogido del buzón. No lleva remite. Lo abre expectante y empieza a leer aquellas palabras escritas con mano temblorosa:
Hola Paula
Te casaste con Javier, el amor de tu vida. No tener hijos cubrió tus ojos de pena. Pero él te puso el mundo a los pies, intentando apartar ese velo de tristeza, hasta en su último suspiro.
Ahora estoy yo para recordarte que eres fuerte, luchadora y que hay mucha gente que te quiere.
Mete esta carta en un sobre y escribe la misma dirección que lleva este. Volverás a recibir esta carta recordándote quién eres. Tu memoria se diluye como azúcar en el café.
Con cariño, tu yo de ayer.
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